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Lun

24

Feb

2014

INDIGNACIÓN POR EL ABANDONO Y LA SUICIDAD DEL ARQUILLO DE MAÑARA PDF Imprimir E-mail

ABC SEVILLA/ 24/2/2014

AMALIA F. LÉRIDA

Desconchones, huecos de piedras que se han desprendido, pintura levantada, manchas de humedad, telas de araña, registros del agua abiertos, emplastes de cemento, motos aparcadas, cables saliendo de la pared, luz insuficiente, rincones ennegrecidos por la mugre, restos de orines en el suelo...

 

Así está en pleno centro histórico y turístico de la ciudad el arquillo de la calle Miguel de Mañara, que conecta la avenida de la Constitución y la Plaza del Triunfo y que en otro tiempo fue puerta de entrada al Alcázar desde el río. El postigo ABD-Elaziz data del siglo XIII, como reza en una placa que hay en el arco y hoy, ocho siglos más tarde, está dejado de la mano de Dios.

Si entramos desde la avenida de la Constitución para acceder a la calle con el nombre del que fue el impulsor de la Santa Caridad de Sevilla el estado del arco exterior de herradura y de las paredes que lo flanquean da idea de lo que nos espera una vez que nos adentremos en el arquillo con bóveda de crucería.

Si el lugar ya es de por sí céntrico y atrae la atención de los turistas por las tiendas de regalos, hostales y bares que lo rodean, no menos reclamo para evidenciar el abandono del arquillo es el azulejo que refiere cómo Cervantes menciona el postigo del Alcázar «que estuvo en lugar próximo a este en la novela ejemplar Rinconete y Cortadillo».

Una se pone a leerlo y debajo, justo debajo, los desconchones ya están dejando ver los tubos que recorren los muros por dentro.

«Cientos, miles de personas pasan por aquí a diario, o por el arco o por la avenida, y tienen que ver esto», dicen en la tienda de recuerdos turísticos de Carmen Martínez.

«¿Todavía no han tomado conciencia de que el turismo es la principal fuente de ingresos?, ¿Es que ninguna autoridad ve esto?», se pregunta un comerciante de los aledaños mientras que Tatiana Casañas, de un establecimiento hotelero lamenta el abandono del arco «en pleno centro a pesar de las quejas que han mostrado los vecinos».

Una de ellas procede de Concepción Suárez Marín, que ya se ha puesto en contacto telefónico con distintas delegaciones y servicios municipales para denunciar el deterioro. En Lipasam incluso le dieron las gracias por su actitud cívica y su preocupación y operarios de Medio Ambiente que estuvieron en el lugar por otros motivos hasta hicieron fotografías de los desperfectos. Sin embargo, en el Ayuntamiento, fuentes municipales consultadas por ABC contestan que «no hay ninguna queja ni denuncia de ningún vecino».

Pero si los vecinos están indignados, Stoyan Milich, no se queda atrás. Es el encargado de una cafetería de la calle y está especialmente disgustado porque en la madrugada del sábado, para colmo, esa zona y la de la calle San Gregorio fue objeto de actos vandálicos que afectaron a su negocio.

Procede de la antigua Yugoslavia y no comprende cómo «aquí no se cuidan las cosas, cómo se destrozan los árboles y los monumentos, y nadie hace nada». «Ese arquillo —dice— está oscuro de noche, pocas veces se enciende la escasa luz que le han puesto y ahí se meten a orinar los gamberros y a dormir los vagabundos y todo al paso de los turistas, cerca de ese hostal, de mi cafetería... es de pena. Y yo, encima que pago mis impuestos pues limpio mi entorno, he puesto macetones y hasta he saneado esos arbolitos».

 
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