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Mar

23

Feb

2016

LAS CIGUEÑAS DE LAS ATARAZANAS PDF Imprimir E-mail

ABC SEVILLA / 1/2/2016

ANTONIO BURGOS

La frase se repite todos los años por estas fechas, cuando la maestra de los seises ajusta ya los rojos lazos de la blancas zapatillas de baile para el muy secreto Triduo de Carnaval en desagravio al Santísimo por las ofensas contra Su Divina Majestad; sin ir más lejos, el sacrílego robo en mi parroquia del Corpus Christi. La frase que se repite de boca en boca, con novelería, con nerviosismo de vísperas, es:

-- ¡Esto ya está aquí!

Nadie pregunta qué es esto que ya está aquí, porque, como tantos de Sevilla, es un secreto a voces que todo el mundo siente. Lo que ya está aquí es "la primera en la Campana". Que son dos cosas, a saber: la primera torrija en el escaparate de la centenaria Confitería La Campana, heraldo de la segunda, la primera Cruz de guía ante en el palquillo del Consejo.

-- O las cofradías de vísperas por sus barrios, no se olvide usted de ellas, que cada vez tienen más fuerza.

No me olvido. Son los signos de los días del gozo que se acercan. "Esto ya está aquí" cuando de la esquina de la calle Tintes a la de Mosqueta se extiende en la Puerta Carmona, a la entrada de la calle San Esteban, la pancarta de los capirotes. Es la mejor pancarta de manifestación que se ve en Sevilla. La pancarta de la manifestación en defensa de nuestras tradiciones. Otro día alguien te llama y te da el "esto ya está aquí" de que ha visto un blanco botón en las verdes ramas de un naranjo que está deseandito ponerse en flor por Pío XII, por el Cerro del Águila, por Heliópolis. Yo tengo una personalísima y ritual señal de que "esto ya está aquí". Verán. Mi amigo y vecino Fernando Ortega, un sevillano clásico y con paladar, empadronado en el mejor cahíz, suele llamarme todos los años por estas fechas para darme nuestro iniciático "esto ya está aquí". Yo creo que lo hace en virtud de un oficio de la junta de gobierno de nuestra Hermandad de la Pura y Limpia del Postigo para el que acabo de elegirlo a dedo, que es como se nombran bien los cargos: Diputado de Poesía. Todos los años, por estos días, Fernando Ortega me llama para decirme:

-- Antonio, que ya han llegado ya las cigüeñas de la chimenea de la Maestranza de Artillería a su nido de todos los años.

La Maestranza de Artillería es como seguimos llamando los del barrio al edificio alfonsí al que ahora le han puesto el mote de Atarazanas, y que quieren desfigurar. Suscribo las tesis de quienes frente a ese proyecto a mayor gloria pulida y abrillantada defienden que se excave hasta la cota inicial de lo que fue como el título de la novela de Ildefonso Falcones: "La Catedral del Mar". Del porte de la Catedral era la altura de esas naves donde se construían las galeras y galeones de Castilla. Echarle a aquello una torta de cemento y hacer en la terraza un chiringuito con veladores es un atentado contra la Historia. ¿Dónde hay que firmar? Más que nada, por las cigüeñas. ¿Qué va a ser de nuestras cigüeñas del Postigo si hacen ese disparatón en las Atarazanas? Seguro que lo primero que echan abajo es la interesantísima chimenea industrial de ladrillo visto donde hacen su nido. Y digo yo: si paran la construcción de una presa porque amenaza una especie autóctona de galápagos; y si desvían el trazado de las autopistas para no dañar un nido del águila real; y si a los linces de Doñana hasta les hacen dos puentes, dos, en las carreteras de Matalascañas y de Mazagón, ¿por qué Medio Ambiente no se opone al disparatón arquitectónico tan progre y "modelno" que hace peligrar el nido de nuestras cigüeñas del Postigo? ¿Quién nos va anunciar entonces que "esto ya está aquí", Fernando Ortega? Me parece necesario que la vieja Maestranza de Artillería, donde luego estuvo la Caja de Reclutas y donde Curro Romero hizo la mili, o bien la excaven hasta el fondo para devolverle la grandeza de la Sevilla Puerto y Puerta de Indias, o bien la dejen tal como está. Pero que no destruyan el nido de esas cigüeñas que con su crotoreo de la siesta "hacen el gazpacho" soñoliento para anunciar que sus antepasadas fueron las que nos trajeron a todos los niños que nacimos en el barrio.

 
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