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Mar

2016

EL AGRESOR DE LA SUICIDA, VIOLADOR HABILITUAL EN CASA PDF Imprimir E-mail

EL MUNDO / 10/3/2016

CHEMA RODRIGUEZ

No la conocía. No la había seguido previamente. Se cruzó con ella por casualidad, cuando merodeaba por el parque de María Luisa. Era noche cerrada y observó a la joven en un banco, en estado de semi inconsciencia. Una víctima fácil.

La mujer era S.D.M., una tomareña de 31 años de edad que acababa de ingerir una sobredosis de pastillas de Diazepam con la intención, según todos los indicios, de acabar con su vida. De hecho, llevaba encima un bote de pastillas y una carta manuscrita de despedida.

Tras tomar los medicamentos se dirigió al parque y allí la vio F.M.S., un delincuente de 46 años con antecedentes anteriores que se aprovechó de su incapacidad para defenderse y abusó sexualmente de ella con una gran violencia. Tanta, que sufrió una enorme pérdida de sangre que, a la postre, desencadenó su fallecimiento.

No la mataron, según confirmaron fuentes policiales, las pastillas que tomó, sino el brutal ataque del violador, que la abandonó en el mismo banco, junto a la glorieta de Bécquer, donde la había encontrado y donde murió. Allí la encontró a la mañana siguiente un viandante que daba un paseo por el parque.

La Policía Nacional detuvo al agresor sexual este martes en el bloque de pisos en el que vivía. En su historial policial aparecen varias detenciones por delitos varios, pero ninguno, hasta ahora, por agresiones sexuales. Por agresión sexual no, pero sí había sido detenido anteriormente por malos tratos.

Según ha podido saber EL MUNDO de Andalucía, F.M.S. practicaba en su propio hogar la desmedida violencia que empleó con la joven suicida. Su esposa ha declarado a la Policía que ella ha sido víctima de violaciones y malos tratos continuos por el detenido y ha dado detalles escalofriantes.

La mujer ha contado que en varias ocasiones su marido le administró algún tipo de sustancia que la adormecía y que, aprovechando tal circunstancia, la violó y agredió brutalmente.

F.M.S. pasaba no pocas horas consumiendo pornografía de extrema dureza, según su mujer, masturbándose y forzándola luego a ella misma a mantener relaciones sexuales. Siempre, por lo que ha dicho a los investigadores, con gran violencia.

La misma que empleó con la joven suicida del parque de María Luisa, cuyo cuerpo presentaba lesiones de gravedad y cortes por todas partes que le provocaron hemorragias abundantes vinculadas a su fallecimiento.

Los investigadores llegaron al presunto homicida y violador gracias, fundamentalmente, a los restos físicos, biológicos, que dejó el violador en la ropa de la víctima, pero también a los testimonios de varias personas que se encontraban en el parque de María Luisa aquella noche y que confirmaron que el sospechoso estaba allí.

El hecho de que el agresor y su víctima no se conocieran de nada y que ambos se encontrasen de manera fortuita dificultó sobremanera la labor de los investigadores del Grupo de Homicidios, que se hicieron cargo del caso tras la aparición del cadáver en la mañana del 24 de febrero.

Los especialistas de esta brigada localizaron restos biológicos del violador en la ropa de la joven y determinaron que coincidían con el perfil de F.M.S., un vecino de la capital hispalense.

Las declaraciones tomadas por los investigadores permitieron confirmar las sospechas sobre F.M.S., al que varios testigos situaron en el lugar donde ocurrieron los hechos la noche del 23 de febrero.

 
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