Hace muchos años, antes de que empezara la construcción de la única línea de metro que tenemos, fuimos recibidos en la Consejería de Obras Públicas de la Junta y ya se nos quiso vender el tranvía como la solución al problema del transporte sevillano.
Han pasado más de 20 años de aquello, el tranvía se instaló por Monteseirín derrochando dinero y ahora se pretende su ampliación hasta Santa Justa mientras del metro seguimos teniendo una sola línea, que sólo roza el conjunto histórico.
La Sevilla enana, la Sevilla de los tristes calla, se conforma y espera que al menos se complete un tranvía que ahora mismo, como en muchos otros sitios de España, es como las salas multiusos de los pueblos, un canto a la corrupción y el despilfarro de Diputaciones y Ayuntamientos.
Nosotros, siguiendo a M.J. Florencio, seguimos apoyando la necesidad de que el conjunto histórico de la ciudad sea atravesado por el metro uniendo el norte con el sur. Ni más ni menos de lo que tienen otras ciudades españolas y andaluzas.