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EL "FARENHEIT 451" DE LAS LIBRERÍAS PDF Imprimir E-mail
Librerias

DIARIO DE SEVILLA / 10/1/2017

FRANCISCO CORREAL

En el escaparate de la librería de Céfiro, el mejor expositor de la galaxia Gutemberg, hay un libro titulado El París de las películas de Truffaut. Pero la película del cineasta francés que proyectan esta semana en Sevilla es Farenheit 451. Un ángel exterminador recorre la ciudad cerrando librerías, como si hubiera esperado a la conclusión del año cervantino para iniciar su expolio.

El domingo 8 cerró por liquidación Maymen, en la calle Recaredo, muy cerca de la Puerta Osario. El sábado, por jubilación, Eduardo Baraja y Luis Salas le dan el cerrojazo a la librería Céfiro, poniendo fin a una brillante etapa de difusión cultural que iniciaron el 28 de enero de 1985, "festividad de Santo Tomás de Aquino, patrono de los estudiantes", dice Baraja. Cierra Vértice, en la calle San Fernando, un clásico de esos estudiantes que se quedan con el patrono pero sin los libros, como la canción de la tuna; cierra Novalis en Triana; o Anatma en el Pasaje de los Azahares, una isla de libros para náufragos especializados en obras de esoterismo y autoayuda.

Hay cierres menos virulentos porque son mudanzas. Hoy cierra La Extravagante, librería de la Alameda de Hércules. Una extravagancia en lo que se ha ido convirtiendo en un parque temático de bares y restaurantes; un abrevadero, que no viene de abreviatura. "Nuestra intención era ampliar el local aquí mismo, pero en la Alameda se ha triplicado el valor de los alquileres, llegó la cadena San Eloy y nosotros nos vamos a José Gestoso", dice Joaquín Sovilla, argentino de cuna, sevillano de libros, portavoz de una librería coral que cuenta con 24 cooperativistas y creó la figura del socio consumidor.

Donde está La Extravagante vendrá una pizzería. Bares donde hubo librerías. Eso es más contundente que un informe Pisa. En el sitio de Céfiro, sus fundadores y enterradores no saben lo que habrá cuando el sábado vendan el último libro. Lo único que saben es una intrahistoria que deja bien clara la carga sentimental que encierra cualquier librería y la pérdida que su cierre significa. Lo cuenta Luis Salas. "Las dos primeras personas que entraron en Céfiro fueron dos historiadores, Paco Espinosa y Alfonso Yerga, y nos han pedido que quieren ser los últimos en salir". De los éxitos de ventas, recuerda un caso curioso. "Fue un libro titulado Caballerizas 2, de Antonio Vázquez Parladé. Se presentó con motivo de la inauguración de Previsión Española, el edificio de Moneo frente a la plaza de España. Fue toda la jet, hasta monseñor Amigo, y se vendieron muchísimos ejemplares".

Un hombre entra en La Extravagante para saldar su deuda, pagar un cómic que pidió por Reyes. Una joven pide que le envuelvan dos libros en papel de regalo. Suena Rezaré, la canción que Pive escribió para Silvio, en una versión del grupo sevillano Van Moustache. Joaquín, el librero compatriota de Borges y de Cortázar, cuyos libros siempre le acompañan, se hace la pregunta con la que John Julius Reel tituló un libro que presentó en esta librería:¿Qué hago yo aquí? Antes estaban en el otro lado de la Alameda, el de la escuela de tonadilleras de Adelita Domingo, donde está El Viajero Sedentario. Se lleva amigos y recuerdos: los domingos de cuentacuentos, la selección de poesía que le iba a hacer Nacho Montoto, poeta tempranamente fallecido.

Libros tras las rejas, como cautivos, en la librería Maymen. Vizcaíno Casas es vecino de Stieg Larson; Pilar Urbano, Con la venia, yo indagué el 23-F, de Madame Bovary. Todo Mortadelo y Filemón. Libros a dos euros, pero la ganga se acabó el domingo, el día que abrieron para cerrar. La Extravagante cierra hoy en la Alameda y abrirá en José Gestoso, cerca de las setas, "a mediados de marzo o principios de abril". De las setas, calle Regina, se traslada a Pérez Galdós la librería Un Gato en Bicicleta. Céfiro tiene una agenda cultural para 2017. Un incunable. Será la última. La penúltima, se dice en Sevilla.

 
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