ABC SEVILLA / 3/3/2017

ANTONIO BURGOS

El sevillano don Torcuato Luca de Tena Alvarez-Ossorio, fundador de ABC (que la gente no sabe que era primo del arquitecto don Aníbal González Alvarez-Ossorio), decía a sus redactores como norma de esta Casa que creó: "Hay que elogiar el mérito allá donde se encuentre". Siguiendo las divinas enseñanzas de nuestro fundador, yo me he encontrado hoy el mérito en un velador. Mejor dicho, en un no-velador. En los veladores que en la Avenida, en la calle San Fernando y en La Campana va a quitar el alcalde Juan Espadas. Una noche, en los camerinos del Teatro Lope de Vega, mientras esperábamos felicitar a Pasión Vega tras un recital, me prometió quitar veladores. Y, la verdad, creía que era como tantas promesas de los alcaldes: un rentoy; un roneíto conmigo; un agradamiento de oídos a servidor y a los que nos hemos erigido en defensores de los automovilistas contra la Máquina de Estrechar Calles y de los peatones frente a los veladores y los ciclistas. Pero el alcalde va a cumplir su promesa. Por lo que cuando quite el primer velador en la Avenida, en la esquina de Correos mismo, debemos poner una placa conmemorativa, un mármol solemne que diga: "En este lugar, el alcalde Espadas cumplió su promesa de librar de los dichosos veladores a los peatones sevillanos".

Principio quieren las cosas. Como ya sabrán por la edición de ayer de este periódico fundado por el hijo de Don Torcuato, por don Juan Ignacio Luca de Tena, para cumplir el sueño paterno de tener un ABC en su propia tierra, Espadas va a quitar dos de cada tres veladores en los mentados y actualmente aberrantes lugares de la Avenida, La Campana y la calle San Fernando. Óooooole. Y anuncian que seguirán luego, plas, plas, plas, por Mateos Gago, que hace tela de falta allí un buen entresacado de veladores; y por la Plaza de San Francisco, donde no debe haber un solo velador por respeto a lugar tan histórico; y por el Barrio de Santa Cruz, convertido en zoco cochambroso y en comedero impresentable como la Plaza de Doña Elvira; y por la Alameda, que como estaba bien era antes que la estropearan Monteseirín y sus progres secuaces; y por la calle Betis, que anda que tiene feo el nombre...

Estas medidas que elogio porque me he encontrado en ellas el mérito de una marcha atrás a lo que consintió Zoido y nunca debió permitirse, hacer de Sevilla la Ciudad de los Veladores, las ha anunciado el teniente de alcalde don Antonio Muñoz, delegado de Urbanismo; organismo al que me parece que le han puesto de mote Hábitat Urbano. (No, si te parece, ocupándose de Sevilla, va a ser Hábitat Agrario, ¿no te jode?). Apenas he cruzado palabra con el señor Muñoz, pero por su actuación me parece un eficaz gestor, una buena mano derecha del alcalde. Un gran director de la compleja orquesta de la Alcaldía. Como el otro gran apoyo del alcalde es Cabrera, que éste si que es su mano derecha-derecha de verdad, aunque le pase como a Gómez Marín: que son de derechas y no lo saben. Don Juan Carlos Cabrera, el que cortó dos orejas presentando al pregonero Rafael Serna, con quien se lleva divinamente la Sevilla cofradiera. El alcalde Espadas tiene un gran equipo, del que emergen las fecundas labores de Muñoz y de Cabrera, aunque seguro que hay muchos más en la sombra, cavando los tomates. Es justo lo contrario que le pasaba a Zoido, víctima de un equipo Mamarracho y Oro, que entre sus 20 concejales, 20, no hubo uno solo capaz de quitar los veladores como va a hacer Muñoz, o de llevarse de cine con la Sevilla cofradiera, como Cabrera. Y prueba de que el fracaso de Zoido fue el de su equipo es que vean cómo se ha crecido en Madrid, con tantísimos aciertos como ministro del Interior. ¿Por qué? Porque no se llevó más que a uno, a Gregorio Serrano, de sus 20 concejales, 20 de la mayoría absoluta desaprovechada. Así que en nombre de los sufridos peatones yo felicito al alcalde Espadas y a su equipo por su política de descaste de veladores. Y a ver si hacen igual con la Dictadura de la Bicicleta. Equipo no le falta. Eso es un equipo. Un equipazo. Ya quisiéramos tener un equipo así en el Villamarín para dejar de pasar fatigas...