El primer teniente de alcalde, Antonio Rodrigo Torrijos (IU), remarcó hace unos días, de hecho, su «profundo escepticismo» en torno a que los trabajos en la céntrica plaza estén finalizados antes de que concluya el año, fecha establecida por la adjudicataria, Sacyr. El edil comunista hizo ver que tenía estudios técnicos que le permitía augurar la demora. Los palos en el camino que comienza a poner el socio minoritario y esta última afirmación no han gustado demasiado al regidor, que, al menos por una vez, no ha tenido el menor problema en ponerse a la altura política de Torrijos y rectificarle abiertamente. En una entrevista a Europa Press, Sánchez Monteseirín destacó que el equipo de gobierno va a «estar muy encima para que, efectivamente, la constructora cumpla con las fechas comprometidas. El compromiso de fecha es exigible por parte del Ayuntamiento y en eso se va a volcar». «Desconozco de dónde saca eso Torrijos, no sé si hay un poco de pesimismo, o quizás la intención de curarse en salud», añadió al respecto el alcalde, que expresó su convicción de que «han sido unas declaraciones más basadas en unas impresiones que en datos concretos, porque si te acercas a la obra parece que le falta mucho, pero en realidad no le falta tanto». Torrijos habló hace unos días de un nuevo retraso y de la primavera de 2011, «como muy pronto», para terminar el edificio, indicando que tenía información y estudios para basar su tesis. Ahora, el alcalde dice que su socio no se ha basado en datos concretos. ¿Quién dice la verdad? ¿Quién miente?
Nada más realizar estas declaraciones Torrijos, la propia portavoz del Gobierno local, la socialista Nieves Hernández, salió al paso para desmentirle, asegurando «desconocer el origen» de los supuestos informes que dice manejar el primer teniente de alcalde y recordando que no hay modificación en los plazos comprometidos por Sacyr. Ahora es el propio alcalde el que le contradice para intentar ofrecer confianza en torno al ritmo de la polémica obra.
Ni un euro más
Monteseirín se mostró tajante al afirmar que no habrá más modificados y que la corporación local no colaborará económicamente más allá de la financiación ya aprobada y comprometida. Como si ésta fuera poca. En este sentido, explicó que «hay que tener en cuenta que la mayor parte del incremento presupuestario se debe, y así lo dice el Consejo Consultivo de Andalucía en su dictamen —que por cierto fue negativo—, a las mejoras planteadas en relación a las peticiones de los placeros, la habilitación de un museo arqueológico frente a aquellos que planeaban destruirlo, y la urbanización del entorno acorde con la importancia de la zona y la nueva regulación de la movilidad en la ciudad». También han existido otros incrementos en seguridad y con las uniones entre las juntas de las maderas —soluciones técnicas que han encarecido mucho el edificio—, por lo que «ha habido que esperar a que se innovara un sistema para garantizar totalmente esas uniones», remarcó el alcalde, que insistió en que lo que queda no va a requerir mejoras ni financiación adicional.
Es precisamente el atraso de Sacyr con las soluciones técnicas «que no estaban aún completadas», compromiso que se cumplió pero en el que «tardaron mucho tiempo», una de las cuestiones técnicas que el Consistorio estudiará una vez concluyan los trabajos para la posible depuración de responsabilidades. En este sentido, Monteseirín aseguró que el Ayuntamiento se hace responsable del incremento económico que suponen las mejoras, «pero hay otras cosas de las que nos ocuparemos cuando estén terminadas las obras», ya que «no queremos distraer la atención de nadie respecto a la cuestión principal, que es terminarlas cuanto antes». Y es que, recordó, los retrasos en Metropol-Parasol se han producido no sólo por añadir más obras, sino que también han habido «otras cuestiones basadas en un proyecto de ideas muy innovadoras».
Las obras arrancaron en 2006, tras la adjudicación en 2005 del proyecto al arquitecto alemán Jürgen Mayer. Los placeros de La Encarnación llevan 37 años en un recinto «provisional». Lo último que saben es que no podrán mudarse hasta, mínimo, final de agosto, con las «setas» sin terminar. El primer plazo de finalización fue junio de 2007. El segundo, la primavera de 2008. Después se habló del último trimestre de 2009 y de los primeros meses de 2010. Luego se hicieron públicos estudios técnicos que señalaban que el vanguardista diseño inicial del edificio era técnicamente inviable, algo que no se contempló en la adjudicación de la obra y por lo que, sorprendentemente, nadie ha dimitido pese al clamoroso error y el gasto ingente sobre el presupuesto inicial que éste ha conllevado.