—Lo bonito que va a quedar esto cuando esté terminado...

—¿Terminado? Pero si llevan más años que para construir la Catedral...

—No, Loli, que el alcalde ha dicho que este año se acaban las obras.

—Antes de las elecciones, seguro...

Mientras, en el interior del recién inaugurado mercado, un panel mostraba lo que todo el mundo sabe. «2010. Mercado actual: promesa cumplida»... 37 años después.

Pero, como todo en esta ciudad, encuentra detractores y defensores —los menos—. El periodista se acerca al curioso y pregunta... «¿Qué le parece?». Las contestaciones son de todos los tipos. Desde «un horror» a «algo chocante». También los hay favorables al alcalde: «es muy bonito, todo perfecto. Me gusta todo lo que está haciendo este Ayuntamiento».

La opinión generalizada es, además del coste elevado de la obra, su ubicación: «en el casco antiguo es algo chocante, raro. Quizá hubiera sido mejor en la Cartuja o Nervión». «Yo no soy de Sevilla y acabo de encontrarme con esto. La verdad... aquí no pega. Conozco esta ciudad y es el mal de Sevilla: machacar los edificios antiguos para poner cosas modernas. La gente cuando va a una ciudad pregunta dónde está la parte vieja. Pues aquí lo rompen», dice un visitante.

En el otro extremo, una señora afirma: «Yo lo veo genial, Sevilla tiene que evolucionar». ¿Y el coste de la obra, señora, qué le parece? «Uy, de eso yo no sé...». «Esto es una preciosidad —dice una ciudadana—, una obra de arte, lo mejor que se ha hecho en Sevilla». Un minuto más tarde, en aquel mismo lugar... «Esto es muy feo, que se lo meta el alcalde por dónde le quepa. Pon esto en el periódico, ¿eh? Bien clarito».

Bajo el parasol de Puente y Pellón, una mujer le comenta al marido... «Esto parece un huevero. Es un gasto absurdo, aquí era mejor y más barato un espacio verde y amplio». Y desde Regina se encadena un debate...

—Esto me parece fatal, un pegote. Me parece demasiado... faraónico.

—Pues a mí me parece bien, la plaza gana mucho y, además, estaba llena ya de edificios nuevos.

—¿Nuevos? —dice el acompañante—, si aquí al lado hay una iglesia del XVI...

—Uy, a mí déjame de capillas, lo que más me gusta de la obra es que no tiene velas...

Más allá de la estética, que aún así son muchos más los que están en contra, también hay quien exige responsabilidades al Ayuntamiento: «me parece mal. No se puede gastar este dinero y no reclamar una penalización a Sacyr. Es todo una improvisación».

¿Y los turistas?

Si al sevillano le llama la atención, el extranjero se encuentra desubicado. Desde Italia, una turista comenta «e' bello ma molto grande per una piazza così piccola... che cos'è?» (Es bonita pero muy grande para una plaza tan pequeña... ¿Qué es?». El de Escocia también lo ve así: «very ambitious but it´s so huge for this square» (Muy ambicioso pero es enorme para esta plaza).

Mientras, desde otro lugar del planeta, Monteseirín comenta... «Metropol es como la Torre Eiffel o el centro Pompidou, la ópera de Sidney, el Guggenheim de Bilbao o la Quinta Avenida de Nueva York». Algún sevillano, al ver las setas, hacía una comparación diferente: «esto es como la pirámide de Keops: un mausoleo para Monteseirín».