ABC SEVILLA-LUÍS SÁNCHEZ-MOLINÍ-05.09.2019

En un curioso ejercicio de transformismo, el concejal Antonio Muñoz escribió el martes en este periódico un artículo en el que arremetía contra los "opinadores bipolares" que se atreven a criticar al turismo, calificado triunfalmente como "nuestro principal motor económico". Hasta la fecha, creíamos que una de las muchas obligaciones de los periódicos era el control del poder político y no al revés, pero en estos tiempos confusos y carnavalescos nadie recuerda cuál es el disfraz que le corresponde. El esfuerzo realizado por el teniente de alcalde en criticar a los plumillas lo podría haber invertido, por ejemplo, en hacer una autocrítica sobre el fracaso de Espadas y su equipo en una de las principales responsabilidades de cualquier Ayuntamiento: la limpieza de las calles de la ciudad.

Por la sagaz reportera Ana S. Ameneiro nos enteramos de que la percepción que tenemos de que Sevilla está muy sucia no se debe a una jugada del subconsciente ni a una avería sensorial. Como era de esperar, la urbe está más guarra porque se friega menos, según ha denunciado la misma plantilla de Lipasam. Es tan simple como que hace unos años los barrios se limpiaba tres veces a la semana y, ahora, sólo una, de ahí la porquería por calles y plazuelas. Pero, parafraseando a Uderzo, el padre del bardo Asurancetúrix (también de Astérix), nos podríamos preguntar: ¿Toda Sevilla está desatendida por Lipasam? ¡No! Hay un reducto que se ve beneficiado por una toilet diaria, como los burgueses de antaño. El lector perspicaz ya habrá adivinado que hablamos del centro, justo el lugar donde el turismo y el poder político pasean sus palmitos. Aún así, por lo que comprobamos a diario, las calles del casco antiguo tampoco están especialmente relucientes, más en estas jornadas tropicales en las que la humedad nos convierte en seres viscosos que nos arrastramos, como en una pesadilla del tarado de Lovecraft, por el sucio acerado. Aten cabos: ¿dónde viven la inmensa mayoría de los aborígenes en la actualidad? En los barrios extramuros. ¿Y cuáles son las zonas que menos se limpian de la ciudad? Los barrios de extramuros. La mugre, para los sevillanos.

El de la limpieza es un problema histórico de la capital cuyas responsabilidades, probablemente, se remonten al intendente Arjona. Pero ya que hemos de entregar el cogollo urbano al turismo (el argumento de las lentejas es ciertamente incontestable) esforcémonos al menos en construir barrios agradables y funcionales, como los muebles nórdicos. La limpieza, desde luego, debe ser el primer paso.