VIVA SEVILLA-M.J.F.-15.07.2019
Valencia (con un 82,7%) y Bilbao (con un 42%) son, junto a Palma de Mallorca (70,55%) las ciudades españolas con más tramos en superficie de sus Metros que las restantes que cuentan con esta infraestructura. La razón se debe en los tres casos a la adaptación o reconversión de antiguas líneas ferroviarias, generalmente de vía estrecha, para su uso en la red del suburbano. Un portavoz del Metro de Valencia resume la cuestión en su ciudad con la gráfica imagen de que el Metro levantino es en realidad un túnel que conecta las líneas ferroviarias de Cercanías preexistentes en el Norte con las del Sur, y viceversa. La compañía operadora es la única de España que gestiona de forma conjunta seis líneas de Metro y tres de tranvía. Habrá una nueva línea de tranvía, parte de la cual discurrirá en superficie, y el resto, soterrada. Actualmente la única línea de Metro de Valencia prácticamente soterrada es la 5, que une la ciudad con el aeropuerto, si bien aflora al aire libre en las cercanías del mismo. Para el portavoz de la compañía levantina, es lógico que la mayor parte del Metro de Madrid y de Barcelona discurra en túnel, debido a la gran extensión de sus cascos urbanos y a la gran cantidad de población (urbes con millones de habitantes) a la que prestan servicio, mientras que en el resto de ciudades el suburbano debe ampliar su número de usuarios con los habitantes de los municipios de su entorno y es más factible y económico salvar las distancias que les separan a ras de suelo, generalmente en campo abierto. Un problema "a priori" inesperado que han debido afrontar los responsables conjuntamente del Metro y de los tranvías valencianos han sido lo que denominan "accidentes tecnológicos". Afirman que con la extensión de las líneas de tranvía y con los tramos superficiales del Metro en superficie (129 kilómetros en total) se ha incrementado el riesgo de accidentes debido a la creciente costumbre de los transeúntes de cruzar las vías mirando el teléfono móvil o escuchando el Ipod con los auriculares, sin pararse a mirar ni poder oír si viene un convoy en marcha. Asimismo, la inercia impide que el Metro circulando en superficie y el tranvía se queden parados en seco aunque sus conductores frenen cuando vean un coche o cualquier otro tipo de vehículo cruzando o atrapados en las vías, por lo que se incrementa el riesgo de que los arrollen. Entre 2015 y 2017 se produjeron trece arrollamientos de peatones en las líneas de Valencia y Alicante, con el resultado de dos muertos y tres heridos. En cinco de los casos estuvo implicado el uso de un teléfono móvil. Tras ello, se lanzó una campaña de comunicación bajo el lema "Para y mira", con la que se ha logrado reducir la tasa de siniestralidad. En Bilbao, la razón de que buena parte de la red de Metro discurra en superficie es el aprovechamiento de antiguas líneas ferroviarias de vía estrecha que conectaban la capital con, entre otros, municipios como Baracaldo, Santurce y Plencia, si bien por el casco urbano de Bilbao el Metro circula en túnel. Los tramos superficiales están generalmente en el extrarradio y en campo abierto, pero nunca en el centro de la capital de Vizcaya. Según un portavoz de la compañía, aunque el Metro en túnel sea más caro que construirlo en superficie por las avenidas de la ciudad, el Gobierno vasco entiende que el soterramiento no es tanto un gasto como una inversión, ya que permite liberar el espacio urbano y las vías públicas para otros usos socialmente rentables, desde la actividad comercial al disfrute ciudadano, sin ralentizar tampoco el tráfico por la necesidad de instalar paradas en las calles cada cierta distancia. Dentro de esta política de primar el soterramiento para ganar espacio para la ciudad se pretende aprovechar la llegada del tren de alta velocidad (AVE) para soterrar las playas de vía ferroviarias aún existentes en el entorno de las estaciones y no mantener hipotecado el suelo, que además se revaloriza. La futura línea 4 del Metro bilbaíno discurrirá en túnel en su totalidad y la línea 5 sólo saldrá a superficie extramuros de Bilbao y aprovechando, una vez más, la existencia de una línea de tren regional. ■
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