Ni en los proyectos en los que la ambición del ex alcalde Monteseirín proyectaba en positivo, como que la ampliación de Fibes tuviera las dimensiones que requería una ciudad como Sevilla, la incapacidad de gestión va a acarrear consecuencias muy lesivas para la ciudad. Más le hubiera valido exigir al gobierno «amigo» de Zapatero colaboración económica antes que condenar a Emvisesa a la ruina. ¿Por qué el «gobierno de progreso» condenó la futura política de vivienda protegida? No era ambición, era ego.