tímida luz del sol aportó un tono grisáceo a la mañana que se abría al mes de noviembre. El Día de Todos los Santos despuntaba como una nueva jornada para el recuerdo que, en los tiempos que corren, es de lo poco que parece no entender de crisis. El cementerio de San Fernando era una buena prueba de ello. A mediodía, el camposanto se hallaba inmerso en un continuo fluir de personas, que ya entraban o salían, mientras que en sus inmediaciones el tráfico acusaba ese trasiego, con un discurrir denso y complicado por momentos. Desde las distintas vías que confluyen en la puerta principal, se veían llegar nutridos grupos de personas que hasta allí se dirigían con un mismo fin: cumplir con el ritual de honrar la memoria de sus seres queridos que ya no están entre nosotros.
Si eso era en el exterior —con los puestos de flores repletos de público y hasta un vendedor de castañas asadas poniendo el sabor otoñal a la mañana—, en el interior, la afluencia era mayor si cabe, con la dificultad que entrañaba para el paso de los entierros por la calle central.
El símbolo de las flores
Público de todas las edades, chicos y grandes, jóvenes y ancianos, junto a las tumbas de sus difuntos, en las que también se afanaban muchas otras personas en tareas de limpieza y adecentamiento, al tiempo que, como es habitual por estas fechas, numerosas familias de etnia gitana se concentraban —sentadas en sillas plegables— ante los nichos y panteones de sus seres queridos, repletos de flores en su recuerdo. Porque, durante estos días, los exornos florales adquieren un singular protagonismo entre todos los visitantes del cementerio, como así lo constataba Chari, una vendedora que lleva 43 años en uno de los puestos de la puerta principal. «No nos podemos quejar —comentaba a ABC—, hoy no se está notando la crisis y, la verdad, es que no estamos vendiendo menos que el año pasado». Ramos entre 12 y 20 euros, clavellinas a 2 y 3 euros, rosas a 3 euros la unidad..., la variedad de la oferta floral es amplia y asequible para todo tipo de gustos y hasta de bolsillos. Y todo para honrar y mantener viva la memoria de los difuntos más allegados en un cementerio que ayer presentaba una imagen no muy acorde con la jornada, con papeleras llenas, suciedad en sus calles y hasta charcos en algunas zonas.
«Mucha gente en lugar de tirar las flores en las cubas que se han distribuido, las echan en cualquier montón y luego vienen las quejas», apuntaba Román desde la portería de entrada. Habría que recordar en este sentido que el pasado viernes empleados de mantenimiento del camposanto forzaron la retirada de una cuadrilla de trabajadores de Lipasam que se habían presentado como personal de refuerzo. Sea como fuere, el Grupo municipal Socialista pedía ayer al Gobierno local que aclare si existen conflictos con la plantilla del cementerio y otros servicios municipales, lamentando, a su vez, su «deplorable estado de abandono y suciedad», con «obras a medio terminar dificultando el acceso a múltiples puntos y el abandono generalizado de las instalaciones».
Sobre esta imagen de dejadez se pronunció también el presidente de Adepa, Joaquín Egea, que visitaba junto a su familia el camposanto y aprovechaba para acercarse a tumbas de figuras célebres, como la del pintor José García Ramos, que presenta «un pésimo estado. El año que viene —indicaba— se cumple el centenario de su muerte y desde nuestra asociación por la defensa del patrimonio vamos a intentar recuperarla, como la de tantos otros como José de Velilla que no hay ninguna lápida que lo recuerde». Muy cerca de allí, el mausoleo de Paquirri, con una cruz de claveles y gladiolos blancos, era centro de muchas miradas. Egea, entre tanto, proseguía su itinerario sin dar crédito al estado del cementerio: «Es una vergüenza, Nunca —decía— lo he visto tan sucio».
Hoy, misa oficiada por el arzobispo
El arzobispo de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo Pelegrina, presidirá hoy, a las 9 de la mañana y en la rotonda de entrada, la tradicional eucaristía con motivo de la conmemoración de Todos los Fieles Difuntos. Esta misa es otra de las citas a las que muchos sevillanos acuden anualmente por la emotividad que entraña el entorno en el que se celebra.
En las imágenes, algunas muestras de cómo se vivió ayer el 1 de noviembre en el camposanto hispalense, donde se adornaban con flores y adecentaban las tumbas de los seres queridos.
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