Las obras comenzaron en junio de 2005 y los parasoles se inauguraron a finales de marzo de 2011. Al iniciarse los trabajos, el presupuesto estaba en 54,5 millones. En esa cifra inicial, por cierto, se incluían nada menos que 7 millones de indemnización a Martín Casillas-Ficoam. Porque para hacer crecer las «setas» se tuvo que paralizar un proyecto ya adjudicado por la Administración local que se autofinanciaba. Entonces Urbanismo estaba controlado por el PA en el primer Gobierno de Monteseirín. Basado en la concesión de la explotación de los aparcamientos, el edificio diseñado por José Antonio Carbajal —que también incorporaba la plaza de abastos— se autofinanciaba, es decir, no tenía coste para los sevillanos. Los gastos a los que el Ayuntamiento tuvo que hacer frente tras la decisión de Monteseirín de volver a sacar a concurso el proyecto para la Encarnación lastraron ya bastante el presupuesto del Metropol-Parasol. 7 millones, más 5 de la dirección facultativa más 3 de la rehabilitación del edificio de la esquina de Puente y Pellón, que el Ayuntamiento entregaba a Sacyr al acabarse la obra. La concesión a la adjudicataria de ese edificio municipal de la Encarnación, valorado en 30 millones, no puede perderse de vista, como tampoco el millón de euros que costó la excavación arqueológica.
Pero luego llegaron hasta dos modificaciones del proyecto que dispararon la factura hasta los 97,6 millones. Esos dos añadidos supusieron nada menos que 25 millones más (7 el primero y 18 el segundo modificado). La madera y su ensamblaje fueron la justificación esgrimida para el encarecimiento del edificio, que se había proyectado en metal. Cuando se decidió el cambio de material, los pilares de las «setas» estaban aún en la cota cero. Se podía haber modificado entonces la arquitectura, pero para no renunciar a los parasoles se optó por madera. Y eso se ha terminado pagando...
Por otro lado, en el cuadro de gastos se aprecia que si bien en un principio se contemplaba un pago en metálico a la adjudicataria de 25,4 millones, tras los dos modificados la cantidad satisfecha en metálico ascendió a 63,8 millones. Esto es, un contrato que inicialmente contemplaba que la parte en metálico del precio era inferior a la mitad, pasó a pagarse en efectivo en un 65,4%.
A los 97,6 millones del contrato principal con Sacyr hay que añadir 4,2 millones de la reforma en nivel 0 para centro de interpretación y museo y otros 124.000 euros de facturas por direcciones de obras a dos arquitectos (ambas con cargo al Plan 5000). En total, los 102 millones. Setas de oro.
Una placa
ADRIANO
En las setas falta una placa, la que no puso Monteseirín, que rotuló la plaza superior del complejo como Plaza Mayor, aunque debiera llamarse del Mayor Dolor en el Misterio de su Alto Coste. Un misterio que queda hoy aquí desvelado hasta el último céntimo. Eso es lo que hemos pagado los sevillanos por las setas. Por eso falta una placa. No la que informa de que el «hito arquitectónico» fue inaugurado tal día por tal alcalde, sino una que aclare para la posteridad que esa plaza pública privatizada se construyó con una aportación de 145 euros de cada sevillano censado. Sin querer ni poder.
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