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ADEPA - Asociación de Defensa del Patrimonio de Andalucía
La Junta, la Delegada de Cultura y el Ayuntamiento de Villamartín estresados al ver a la prensa internacional atraída por su gran obra, la rehabilitación de la torre del Castillo de Villamartín. Ellos, tan "progres", no entienden el maltrato por los periódicos de la vil Albión a su obra maestra. Una obra que nos recuerda lo de la pintura del Ecce Homo de Borja, pero con excusas pseudocientíficas.
Se deja que se caiga una torre del S. IX, declarada Bien de interés Cultural, hace treinta años, y al final, una vez en el suelo, tiran el dinero en una construcción que mueve a risa.
Todo ello demuestra:
- La inutilidad de declarar BIC cualquier edificio.
- La incompetencia absoluta de la Junta de Andalucía para atender sus bienes culturales en peligro.
- La incompetencia de las leyes penales para perseguir a los que no intervienen, cuando el bien está a punto de desaparecer, o permitir obras que lo degraden.
- La estupidez de algunos convenios internacionales sobre restauración.
- La nula preparación de nuestros arquitectos para restaurar Bienes Culturales, respetando sus elementos y materiales originales.
- El lenguaje manipulador en boga en el gremio de arquitectos con frases como “diálogo entre lo viejo y lo nuevo”, que ocultan la destrucción de nuestra herencia y el desconocimiento de los que pretenden rehabilitarla.
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EL PARQUE DE MARÍA LUISA, FOCO DE GAMBERRISMO, MALVERSACIÓN DE DINERO PÚBLICO, VIOLENCIA Y ASESINATOS.
Nos alegramos de que, presuntamente, en dos semanas, se haya resuelto el crimen de una joven en las cercanías de la Glorieta de Bécquer en el Parque de María Luisa y esperamos que en la cárcel reciba el individuo su merecido.
Pero consideramos que hay aspectos de la noticia que ni se han tocado por una prensa cada vez más simple en el tratamiento de la información, ni mucho menos por la Policía.
En el momento que se produjo el crimen y las horas que pasaron hasta que fue descubierto, ¿No había vigilancia en el parque? ¿No tiene ninguna responsabilidad el Ayuntamiento por la inexistencia o la ineficacia de esa vigilancia? ¿Cuántos coches municipales o de la Policía Nacional vigilan las calles y los parques en la noche? ¿Interesa que los sevillanos conozcan que se hace con un capítulo tan necesario y para el que pagamos fundamentalmente los impuestos como es de la seguridad ciudadana?
¿Cómo se mantiene a pesar de las denuncias la ocupación del suelo del parque y la entrada libre en él a los bares que en la Plaza de América colocan sus veladores? ¿Porqué está abierto el parque hasta altas horas de la noche?¿Porqué hay que dedicar sumas ingentes de dinero a restaurar estatuas y vegetación en vez de hacerlo en vigilancia?¿Porqué se siguen destrozando las cabezas de los bustos de los Jardines de las Delicias? ¿Cómo una sociedad puede permitir un crimen tan salvaje y una ineficacia tan absoluta como la del Concejal de Medio Ambiente? ¿Se dará alguna explicación?
Invito a los lectores de esta página a mandar un mensaje por los distintos canales de los que dispone el Ayuntamiento, expresándole su indignación.
http://sevilla.abc.es/sevilla/sevi-violacion-salvaje-parque-maria-luisa-acabo-homicidio-201603092329_noticia.html |
EL HORTERA Y LA SEMANA SANTA
Esta era una de las grandes fechas, allá por los años 50 de mi niñez. No porque oliera a azahar, ya que la calle Escoberos como todas las de su alrededor no tenían ni un árbol, sino porque, desde lejos, desde la Plaza de la Barqueta o desde lo que hoy son Jardines del Parlamento, antes Hospital de las Cinco Llagas, nos llegaban los ecos de los tambores y cornetas de la Centuria de la Macarena.
Pronto, nuestra madre nos llevaría a Segarra a comprarnos esos zapatos que, tras vencer la resistencia del recuerdo de las amenazas maternas sobre la posibilidad de estropearlos, nos servirían, como primer uso, para dar una maravillosa patada a un balón o a las espinillas de algún compañero de juegos.
Mientras, nuestra casa desprendería un dulce olor a torrijas y a pestiños. En el colegio, antes de las vacaciones y de la entrega de las notas, tendríamos el retiro espiritual de cada Semana Santa con la muerte y resurrección de Cristo descrita por el cura con todo lujo de detalles.
El sábado, sobre nuestra cama formarían en perfecto orden los calcetines, la camisa o cualquier otro elemento a estrenar el Domingo de Ramos; que amanecía con las prisas maternas por vestirnos y salir junto al padre a visitar los pasos de la tarde y terminar en la bodega de la Calle San Eloy sentado sobre un viejo barril.
Nada sabíamos de los preparativos de aquel misterio. Nunca pudimos ver un ensayo de costaleros y mucho menos la ceremonia extraordinaria, por íntima, del izado del Crucificado al paso o del adorno de la Virgen. Eran ceremonias secretas, reservada a un grupo minoritario que trabajaba todo el año y disfrutaba de ese misterio convertido en su mejor pago, el mejor reconocimiento a sus desvelos. Nadie salvo ese grupo de íntimos compartía aquel secreto, de cara a nadie se componía el gesto.
Es verdad que era una Sevilla casi pueblerina, cercada por una vieja muralla que, aunque perdida había dejado su huella en la única gran avenida de la ciudad, la que la encintaba y a la vez la unía a sus viejos arrabales de Triana, San Bernardo, San Roque o la Macarena.
Hoy, una Sevilla infinitamente más grande, se vuelca sobre ese viejo recinto amurallado, pero no sólo ha cambiado la geografía, si no que, como bien cuenta Carlos Colón, lo hortera, que nada tiene que ver con las viejas huertas cercanas a la ciudad, prolifera con la Semana Santa. El hortera es amante del espectáculo, llora y se abraza ante las cámaras si la lluvia le impide salir en procesión, reparte besos a diestro y siniestro entre sus compañeros nazarenos o costaleros, pasea sacos terreros a las nueve de la noche sino es a las once de la mañana, destruye la madrugá con sus gritos y botellona, convierte en nancys a Vírgenes con cinco siglos de historia y posa ante las cámaras de familia y amigos en el Vía Crucis, convirtiendo en espectáculo lo que debería ser una íntima ceremonia religiosa, asiste a todos los traslados de imágenes posibles y tras las vísperas del Viernes de Dolores finaliza, tras la Madrugá en la Playa. Esto es así y será peor en el futuro.
A nosotros nos dejarán el Viernes Santo y gracias a ello seguiremos sintiendo a las tres de la tarde, como cuando niño, que en ese momento se produjo un extraordinario hecho en la historia, un hombre-Dios dio su vida por salvar la nuestra de la muerte.
La Soledad de San Buenaventura por la calle Castelar, con Soria 9, dirigida por Abel Moreno tocando Madrugá. Belleza y Virtud
http://www.diariodesevilla.es/article/opinion/2235481/la/calle/es/mia.html
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RENACE LA CASA DE MURILLO:
http://www.elmundo.es/andalucia/sevilla/2016/03/01/56d561a122601d71778b4601.html
http://www.elmundo.es/andalucia/sevilla/2016/03/01/56d48be2e2704eb75c8b45ba.html
Cuando leímos la noticia, no nos la podíamos creer: La Consejería de Cultura pone a disposición del Ayuntamiento la Casa de Murillo para la conmemoración del nacimiento del pintor.
Es magnífico el regalo que nos hace Doña Rosa Aguilar en tiempos de Atarazanas. Ahora es el Sr. Espadas y su segundo, el Delegado de Urbanismo y Cultura, los que deben dar un paso adelante. En Bellas Artes y en el Arqueológico se conservan los bienes de la Casa Museo, reproducción de los que en el testamento del pintor figuran como pertenecientes a su vivienda del Barrio de Santa Cruz, el 3 de abril de 1682, día de su muerte.
La búsqueda de la casa tiene dos protagonistas: el extraordinario profesor de arte Diego Angulo Iñiguez que la localizó a través de los textos del segundo, el erudito e historiador del S.XIX, Félix González de León.
Los arquitectos Rafael Manzano y Fernando Mendoza guardan la memoria de lo que fue esa vivienda, que simboliza el S.XVII sevillano, como la de Cervantes en Alcalá de Henares, como la de Lope de Vega en Madrid o como la fonda donde habitó Antonio Machado en Segovia.
A trabajar ya y a recuperar la Casa de Murillo como ejemplo de lo que fue la vivienda sevillana en el S.XVII y como homenaje a uno de los grandes pintores de la historia.
Felicidades, Doña Rosa Aguilar, y a usted Sr. Espadas, si además de esto, me consigue sanar la techumbre de San Hermenegildo, mientras las Atarazanas se excavan y se convierten en el museo que los sevillanos soñamos, tenga seguro que diremos a porfía: como usted ninguno. ¡Que así sea y nosotros lo veamos! |
LOS PARQUES DE SEVILLA: ESPACIOS ABIERTOS PARA LA DELINCUENCIA Y LA DESTRUCCIÓN DEL PATRIMONIO.
Llevamos años denunciando la vergüenza de los parques sevillanos: robos, suciedad, nula conservación y falta de seguridad.
Hemos venido denunciado que, a diferencia con el resto de Europa, los parques permanecen abiertos por la noche, horas donde la policía está mayoritariamente ausente y el bestia tiene manga ancha. Hemos denunciado como las cafeterías, bares de copa, etc… De los jardines ocupan cada vez mayor espacio y son utilizan la Plaza de América o el Jardín de las Delicias como parte de sus instalaciones y zonas de recreo y paseo.
Hemos denunciado que no existe vigilancia que si hay alguna empresa contratada para ejercerla es tan ineficaz como la Policía Nacional.
Hoy dos casos hacen aun más visibles nuestras denuncias: En el Jardín de las Delicias roban impunemente 300 metros de cable de cobre y una pobre mujer es violada mientras se suicida. Que angustia, que maldad, que inútil una ciudad que ahora dice se va a gastar 850.000€ en el Parque de María Luisa, para que dentro de un año vuelva a estar destrozado. Que ineficaz una ciudad que no sabe ni quiere defender su Patrimonio y las personas.
¡Nauseas produce la incapacidad del concejal de Parques y Jardines actual y anteriores que no han sabido poner freno a esta vergüenza!
http://www.diariodesevilla.es/article/sevilla/2226791/la/policia/investiga/la/violacion/una/suicida/parque/maria/luisa.html
http://sevilla.abc.es/sevilla/sevi-roban-300-metros-cable-cobre-jardines-delicias-201602232310_noticia.html |
En el Panteón de Sevillanos Ilustres yacen juntos Gustavo Adolfo Bécquer y su hermano Valeriano, bajo un monumento del gran escultor marchenero, Coullot Valera, el mismo que diseña el magnífico monumento a la Inmaculada de la Plaza del Triunfo.
La periodista Aurora Flores, en un bello artículo en ABC, recuerda que hoy se cumplen 180 años del nacimiento del poeta en el barrio de San Lorenzo, en una casa de la que sólo conservamos la fachada porque a la Comisión de Patrimonio y al arquitecto de turno les parecía que la arquitectura romántica tradicional era demasiado pobre en cuanto a materiales y había que modernizarla, como en Madrid se ha hecho con la casa de Lope de Vega, en París con la de Víctor Hugo o en Segovia con la fonda donde estuvo Antonio Machado. ¿O es al contrario y allí se ha respetado y aquí nuestra Comisión y nuestros arquitectos son más modernos? ¿O más “ignorantes”…?
En 1913, la intelectualidad sevillana de fines del S.XIX y especialmente unos hombres extraordinarios, los hermanos Álvarez Quintero, decidieron que este era el sitio donde debía descansar Gustavo Adolfo. El había pedido dormir junto al río, en una tumba olvidada:
¿A dónde voy? El más sombrío y triste
De los páramos cruza
Valle de eternas nieves y de eternas
Melancólicas brumas.
En donde esté una piedra solitaria
Sin inscripción alguna
Donde habite el olvido,
Allí estará mi tumba.
Entonces el ferrocarril recorría toda la orilla del Guadalquivir. Sevilla decidió que tenía que dormir en la Iglesia de la Anunciación de la vieja Universidad y desde la estación de Córdoba hasta la Iglesia acompañó el cadáver de ambos hermanos en una manifestación popular que hoy sólo consiguen las muertes trágicas de algún torero, o alguna Virgen Coronada. Sevilla era entonces una ciudad culta, mal que le pese a los cuervos de siempre, que adoraba a sus poetas. La muerte temprana de los hermanos y su amor filial aumentaba más aun su leyenda.
Al brillar un relámpago nacemos,
Y aún dura su fulgor cuando morimos,
¡Tan corto es el vivir!
La gloria y el amor tras que corremos,
Sombras de un sueño son que perseguimos.
¡Despertar es morir!
Años más tarde la vieja Universidad se destruyó, en aras, nuevamente, de la modernidad y la que había sido cripta de la Iglesia se convirtió en Panteón de Sevillanos Ilustres. Allí fueron a parar los restos de los Bécquer. Gracias a algunos alumnos, cada viernes el Panteón se abre y el recuerdo de Bécquer resucita, pues nada más queda, alguna lápida, el monumento del Parque de María Luisa, alguna leyendas y la Venta de los Gatos a la que ha prometido Juan Espadas remozar y mantener como recuerdo tangible de uno de los más grandes escritores de lengua hispana.
Se preguntaba Juan Ramón Jiménez ¿qué era aquel jirón de niebla que en las tardes de Semana Santa él veía con ojos de poeta vagar por Sevilla? ¿es Bécquer decía? Y se contestaba: sí, es el poeta.
Bécquer revivido por el amor, por la gracia eterna de Dios
Hoy la tierra y los cielos me sonríen,
Hoy llega al fondo de mi alma el sol,
Hoy la he visto…, la he visto y me ha mirado…
¡Hoy creo en Dios!
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BÉCQUER Y EL PATRIMONIO SEVILLANO
En 1862, Bécquer escribía la leyenda titulada “La venta de los gatos”.
Dice así en varios de sus párrafos:
Como he dicho, transcurrieron muchos años después que abandoné a Sevilla, sin que olvidase del todo aquella tarde, cuyo recuerdo pasaba algunas veces por mi imaginación como una brisa bienhechora que refresca el ardor de la frente. Cuando el azar me condujo de nuevo a la gran ciudad que con tanta razón es llamada reina de Andalucía una de las cosas que más llamaron mi atención fue el notable cambio verificado durante mi ausencia. Edificios, manzanas de casas y barrios enteros habían surgido al contacto mágico de la industria y el capital: por todas partes fábricas, jardines, posesiones de recreo, frondosas alamedas; pero, por desgracia, muchas venerables antiguallas habían desaparecido. Visité nuevamente muchos soberbios edificios, llenos de recuerdos históricos y artísticos; torné a vagar y a perderme entre las mil y mil revueltas del curioso barrio de Santa Cruz; extrañé en el curso de mis paseos muchas cosas nuevas que se han levantado no sé cómo; eché de menos muchas cosas viejas que han desaparecido no sé por qué y, por último, me dirigí a la orilla del río. La orilla del río ha sido siempre en Sevilla, el lugar predilecto de mis excursiones.
El lector coincidirá con nosotros en que Bécquer hace aquí un manifiesto a favor de la conservación del Patrimonio sevillano. Con curiosidades que dejan a algunos excelsos conocedores de nuestra ciudad, considerantes de que el Barrio de Santa Cruz es un invento de Talavera Heredia, a la altura del betún, ya que Bécquer destaca como curioso barrio el de Santa Cruz cincuenta años antes del llamado invento. Los iletrados y fabulistas son mercancía común entre una parte de la auto proclamada intelectualidad sevillana.
El 15 de agosto de 1864, Bécquer se convertía en un típico pesebrista, elemento muy numeroso entre nuestros “pseudoprogres” de hoy.
Gustavo Adolfo era invitado como otros muchos periodistas al viaje inaugural del ferrocarril al norte. La crónica se publicará en el periódico El Contemporáneo con el título “Caso de ablativo”. Así comenta Bécquer sobre la Ciudad de Ávila:
Ávila, la de las calles oscuras, estrechas y torcidas, la de los balcones con guardapolvo, las esquinas con retablos y los aleros salientes. Allí está la población, hoy como en el siglo XVI, silenciosa y estancada.
Pero ya se acerca la hora. Unas tras otras, las ciudades, al despertar de su profundo letargo, comienzan por romper, al desperezarse, el cinturón de vetustas murallas que las oprimen. Ávila, como todas, romperá el estrecho cerco que la limita y se extenderá por la llanura como un río que sale de madre. Si hoy volviese santa Teresa al mundo, aún podría buscar su casa por entre las revueltas calles de su ciudad natal sin dudar ni extraviarse. Esperemos que, de hacerlo dentro de algunos años, le será preciso valerse de su cicerone.
El mismo autor que se dolía de las “venerables antiguallas desaparecidas” o de las “muchas cosas nuevas que se han levantado no sé como” desprecia la ciudad de Ávila y el valor extraordinario de sus murallas. Bécquer desprecia esa joya, actualmente Patrimonio de la humanidad, y que Santa Teresa aun pudiera, tres siglos más tarde localizar su casa. Se ha cumplido lo que profetizó: hoy necesitaríamos un cicerone para encontrarla.
El pesebrismo y una extraña valoración de lo nuevo frente a lo viejo, como si fueran contrapuestos e imposible de situar en espacios separados, lleva al gran poeta a una terrible contradicción que habla muy mal de su capacidad de comprender y valorar la herencia histórica.
Por aquellas mismas fechas, seguro que Bécquer hubiera aprobado lo que sucedió con las murallas de Sevilla, un Alcalde de derechas, García de Vinuesa, bien amparado por el capital, también de derechas decidía derribar puertas y murallas de la ciudad. A ello se opondrá un grupo de intelectuales entre los que se encontraban el arquitecto Balbino Marrón o Demetrio de los Ríos que en torno a la Comisión de Patrimonio (que ni por asomo se asemeja a la actual, feudo de la destrucción de Sevilla), a la Real Academia de Bellas Artes y a la Sociedad Económica de Amigos del País, lucharán por impedirlo, fracasando.
En 1868 llegarán al poder los gobiernos de izquierda de la Gloriosa y continuaran la magna obra destructiva, con el aplauso de los pesebristas de siempre, el capital y el silencio culpable de arquitectos como Juan Talavera que llevará a cabo el derribo de la Iglesia de San Miguel.
Nada nuevo bajo el sol, hoy igual que ayer los pesebristas ladran mientras unos pocos y las Reales Academias mantienen el sueño de respeto al Patrimonio y la posibilidad de compatibilizar lo nuevo y lo viejo respetándose uno a otro en distintos espacios, como distintos son también los tiempos.
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Puede que me equivoque, pero la prensa de hoy es de libro para conocer la influencia de los grandes intereses económicos y a través de ellos, los políticos, en el tratamiento de la información por algunos columnistas.
Observen la página del Mundo de Carlos Mármol y su silencios, o la de Alberto García Reyes en ABC, frente a lo que ayer escribió Pilar García, o la fotografía en huecograbado con un Guillermo Vázquez Consuegra mandando. Igualmente, la de Ana Sánchez Ameneiro en Diario de Sevilla, que ayer silenciaba lo que se hablaba en las Mesas Redondas de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, mientras Manuel Ruesga, sólo destaca de dichas Mesas, la intervención del Secretario del Ayuntamiento. Para finalizar con el titular del Correo de Andalucía "la intervención es reversible al 100%".
Silencio, sobre el salón de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras repleto de público. Silencio, sobre las opiniones de los partidos políticos y sus críticas a la Junta de Andalucía, al Delegado de Urbanismo y a la actitud del señor Vázquez Consuegra en su reunión con ellos. Silencio a que la Real Academia de Bellas Artes se haya pronunciado contra el proyecto, a que la Real Academia San Fernando de Madrid lo esté estudiando, como Icomos. Olvidan, que una parte de Sevilla está mirando de frente y de pie, no de rodillas, al poder económico y al político. Enfrentarse o intentar manipular la opinión pública, termina costando el puesto al político y el prestigio al periodista.
Joaquín Egea López
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