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2012

OCHO AÑOS SIN SANTA CATALINA Imprimir

Sevilla

AURORA FLÓREZ / SEVILLA

Día 03/06/2012 ABC

Hoy se cumplen exactamente ocho años desde que Santa Catalina tuviera que ser cerrada a causa de su mal estado. Ocho años en los que, si bien se ha podido solucionar su principal problema, que radicaba en las cubiertas, su estado ha ido empeorando al pairo de los brindis al sol, las proclamas de buena voluntad, el olvido conveniente o la pura desidia de algunos de los actores implicados, y obligados, a su conservación. Las últimas noticias sobre este templo, joya gótico mudéjar de la ciudad, han vuelto a dar la voz de alarma. Santa Catalina se cae.

Hoy, el templo padece hundimientos de entre 6 y 8 centímetros en cuatro de sus pilares, grietas y desplazamientos de entre 40 y 60 centímetros en la parte superior del sistema de apuntalamiento. La cimentación sufre y Dios o el azar parecen ser, por el momento, los únicos que evitan que se desplome o permiten que se mantenga en pie el inmueble.

D En principio, el principal problema al que se enfrenta Santa Catalina podría parecer de índole únicamente económica, quizá porque nadie quiere ser el primero en sacar el monedero. Sin embargo, el tiempo transcurrido parece apuntar también a cuestiones de índole política, toda vez que la Archidiócesis ha puesto sobre la mesa 500.000 euros, provenientes de los buenos resultados obtenidos de las visitas turísticas a la Catedral; que el alcalde, Juan Ignacio Zoido, haya anunciado que el Ayuntamiento aportará un millón de euros, eso sí a pagar en tres años; y que Gobierno central estudie incluir la rehabilitación de este templo en el programa denominado Uno por Ciento Cultural, que gestiona el Ministerio de Fomento. Queda la Junta por dar el paso a través de Cultura, obligada a velar por el patrimonio andaluz. Incluso con los datos de las partidas de los otros interlocutores, el Gobierno autonómico insiste en que espera que la iniativa la tome el propietario del inmueble, es decir, la

Archidiócesis. Son, por ahora, un misterio las razones de por qué no se sientan las administraciones a firmar el acuerdo que permitiría, al menos, solventar el problema más acuciante, el de la cimentación, que al menos preservaría el templo del derrumbre. Una urgencia que cuesta un millón de euros mientras que la restauración integral se pone en alrededor de tres millones de euros.

El arquitecto y la sociedad

D En esta infausta efeméride, el arquitecto responsable del proyecto de rehabilitación, Francisco Granero, profundo conocedor de los defectos y virtudes del edificio y en espera de que levanten el banderín de salida para que pueda asegurar Santa Catalina, vuelve a alertar sobre el estado del templo, «un enfermo que ya no puede ni debe esperar más», recordando que siendo Javier Arenas ministro, en 2004, los 200.000 euros aportados por el Gobierno dieron mucho de sí, contando cada céntimo, para luego emprender la recuperación total de las cubiertas. Y, sobre todo, lanza una llamada de atención como quinto implicado en la pervivencia de este templo «a la sociedad, la civil, la de las hermandades y la religiosa, abogando porque la ciudad decida si interesa o no conservar un templo que habla de la historia de la ciudad desde el siglo XIV». Por el momento, sólo la plataforma en Facebook «Restauremos la iglesia de Santa Catalina», la prensa y el propio Granero siguen insisitiendo sobre el

peligro que corre Santa Catalina y la necesidad de salvarla del derrumbe.

«Los sevillanos no sólo deben ver Santa Catalina como una iglesia —explicó—, hay que verla como un monumetno. Tener en Sevilla un inmueble declarado Monumento Nacional —en septiembre se cumplen cien años de ello— sube el valor del patrimonio material, histórico-artístico de la ciudad. Por eso no es descabellado pedir que la sociedad se movilice y no se quede esperando a que los organismos muevan ficha».