Mie

29

Abr

2009

El plan de protección del Alcázar acabará con la guardería María Inmaculada Imprimir
El plan especial de protección del Alcázar y su entorno, cuyo avance se ha aprobado esta semana por parte de la Gerencia de Urbanismo, prevé abrir un área de recepción en el edificio de la guardería María Inmaculada -la guardería situada en plenos Jardines de Murillo-, que sería eliminada. De hecho, y una vez concluya el plazo de alegaciones que se abre la semana que viene, se prevé que se inicien en esa parcela las excavaciones arqueológicas pertinentes antes de dicha obra, ya que se estima que en esa zona se encuentra una antigua necrópolis islámica. Después se reformaría el edificio, racionalista y que antiguamente albergaba la Escuela Maternal, diseñado por Juan Talavera Heredia en 1932.
Con este proyecto, que acaba de dar sus primeros pasos burocráticos, se recupera la vieja idea de agilizar, orientar y facilitar la entrada de sevillanos y turistas a uno de los principales monumentos de la capital hispalense.
El pasado febrero, los arquitectos Rafael Bermudo y Vicente Llanos y el arqueólogo Miguel Ángel Tabales entregaron al alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, ese avance del Plan Especial de Protección del sector urbano que rodea al conjunto defensivo y palaciego -declarado Patrimonio de la Humanidad-, que pretende dar «protección completa» tanto al interior del monumento como a 90 edificaciones de su entorno más inmediato.
Junto al Patio del Príncipe
El alcaide del Real Alcázar, Antonio Rodríguez Galindo, subrayó que con el plan, que cuenta con un estudio arquitectónico y arqueológico «exhaustivo», se pretende «proteger aún más» el recinto dándole una figura de protección concreta. Rodríguez Galindo fue tajante al asegurar que el plan no tendrá incidencia en el barrio de Santa Cruz, así como que las actuaciones previstas en éste no precisarán de expropiaciones. Eso sí, dejó de mencionar no sólo la eliminación de la guardería María Inmaculada -situada en el interior del Jardín del Marqués de la Vega Inclán- sino también el derrumbe del edificio de viviendas de los números 1A y 1B de la calle Deán Miranda, bloque contiguo al Patio del Príncipe.
Se esgrime en dicho plan que este derrumbe debe realizarse por «motivos de seguridad», dada su cercanía con las dependencias reales del palacio, y también estéticos, completándose a posterior «un diseño acorde con la monumentalidad de dicho espacio». Se cambia, por tanto, el actual uso residencial de ese espacio y se propone la construcción de «un nuevo edificio «acorde con el entorno del Patio del Príncipe». El nuevo uso que tendría este inmueble levantado tras el derribo de los actuales sería la ubicación de los talleres de arqueología y restauración del propio Alcázar. Antes habrá que llegar a un acuerdo con los vecinos, como es natural.
Uno de los hitos de este plan es la iniciada excavación arqueológica del Patio de Banderas, con trabajos de prospección para comprobar si los restos que se encuentren son susceptibles de mostrarse al público. Los trabajos se desarrollarán durante seis meses, y será entonces cuando se decida si se monta una cripta arqueológica que pueda ser visitada por los ciudadanos. Estas actuaciones llegarán hasta nueve metros de profundidad. Los trabajos no han hecho más que empezar y ya se han encontrado allí restos de un barrio taifa del siglo XI.