Mie 10 May 2017 |
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ABC SEVILLA / 22/1/2017 AURORA FLÓREZ En el Paseo de Colón, fundida en la línea de fachada de la Casa de la Real Maestranza de Caballería, un gran portón guarda la capilla de la Virgen del Rosario, patrona de los maestrantes desde hace casi 350 años, un recinto en el que se conjuga el mejor barroco del siglo XVII con su adaptación artística de mediados del XX en perfecta armonía, y que viene a simbolizar y envolver el paradigmático devenir de esta centenaria institución nobiliaria, cuyas obras de patronazgo benéfico-social, cultural y patrimonial permanecen prácticamente en el anonimato por la filosofía de mecenazgo alejada de la exhibición pública de acciones y colaboraciones implícita en los genes de los caballeros de la Corporación. Si en 1905, en plena fiebre de los ensanches de la ciudad, la Real Maestranza no hubiera rescatado las obras de arte de la capilla del Rosario del convento dominico de Regina Angelorum, en el entorno de la Encarnación, que ya había sufrido avatares de la invasión francesa y la Desamortización de Mendizábal, habrían padecido un incierto destino o desaparecido en el fragor de su demolición. Pedro Roldán esculpió la primitiva imagen de la Virgen del Rosario Para dotar de arte pío y suntuoso aquel recinto, cuya traza se debió a Sebastián de Ruesta y Pedro Sánchez Falconete, se contó con uno de los mayores artistas barrocos del siglo XVII: Pedro Roldán, que diseñó las imágenes y el retablo —ensamblado por Francisco de Ribas—, las tallas en yeso con escenas de la vida de María, e incluso esculpió la primitiva imagen de la Virgen del Rosario, «Imán de los corazones sevillanos», según escribió el capellán, fray Juan Bonifaz, que sería entronizada el 6 de octubre de 1669, un mes después de la inauguración de la capilla. Hito histórico Los maestrantes no pudieron celebrar sus cultos durante la invasión francesa Los altibajos se sucedieron en torno al convento y la capilla, donde los maestrantes no pudieron celebrar sus cultos durante la invasión francesa, trasladándose a la parroquia de San Miguel Arcángel, que estuvo en la Plaza del Duque. Por aquellas calendas ya había sido sustituida por su estado de deterioro la imagen de la Virgen del Rosario por la que hoy conocemos, encargada a Cristóbal Ramos en 1794, y que en estos días luce el lazo de dama de la Maestranza. |