Mie 10 Feb 2021 |
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Abc Sevilla / 4/02/2021 Antonio Burgos Lo llaman Hospital Militar, pero lo que con gran celeridad ha puesto en marcha la Junta como centro especializado contra el covid y alivio del colapsado Virgen del Rocío no es el Militar. Esto es un portento, cuya terminación y puesta en marcha ha adelantado a aquel del que presumían tanto los chinos e incluso al Hospital Isabel Zendal que ha culminado Isabel Díaz Ayuso en Madrid. Pero este no es el Hospital Militar tal como lo entendíamos, inaugurado en 1980, lo más avanzado en su especialidad, una maravilla de adelantos clínicos, puesto en marcha por el Ministerio de Defensa, que, en su política de deshacerse de sus instalaciones sanitarias y me parece que en tiempos del ministro Bono, lo cedió para su gestión a la Junta. Que lo abandonó inmediatamente, nadie sabe por qué, si aquello estaba perfectamente, con sus quirófanos funcionando, con sus habitaciones que eran como de un hotel de cinco estrellas, con todos los adelantos en las consultas externas, con las cosas tan bien hechas como saben nuestras Fuerzas Armadas. La verdad es que por el orgullo que tengo de nuestras Fuerzas Armadas (aunque el nombre no hay ya quien se lo quite), me da vergüenza llamar «Militar» a esta maravilla que destruyeron los políticos y ahora la Junta ha reconstruido en tiempo récord. ¿Cuánto nos ha costado el abandono de estos 16 años y su puesta en flamante uso para reutilizar parte de sus admirables 14 plantas con 144 camas y 25 boxes de UCI, que ya están en pleno funcionamiento, por más que lo critiquen los del mismo partido que lo abandonó? Ah, y al final, pero no lo último. Ojalá la Junta lo rehabilite entero y vuelva a llevar su nombre de «Vigil de Quiñones», el médico militar andaluz héroe de Baler en la hazaña de los últimos de Filipinas. |