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Oct

2015

LA DESIDIA EN EL OLVIDO A UN MONUMENTO Imprimir

ABC SEVILLA / 15/10/2015

JESÚS CREAGH ÁLVAREZ DE TOLEDO

SEVILLA nos muestra en la amplia riqueza de los matices que la conforman, una variedad compleja que la hace distinta de otras ciudades. Sabida es su amplia panoplia demonumentos que de forma paulatina a lo largo de siglos, la han ido conformando, aunque paralelamente, también es reconocida y constatada la pérdida de otros muchos que han desaparecido a lo largo de su historia. Pese a esta realidad, la ciudad conserva parte de aquél acervo que la hizo singular durante siglos, como puerto y puerta de Indias. Causaría verdadera tristeza enumerar todo lo que ha quedado relegado en elolvido, aunque siempre perduran generaciones hispalenses, de nacimiento o adopción, qué más da, que han seguido incrementando los valores de su aún admirable patrimonio.

 

Entre ese conjunto de singularidades todos tenemos en nuestras mentes la muestra de los más conocidos:

La Catedral dedicada a Santa María, como mayor templo gótico de la cristiandad con su Altar Mayor el más grandioso del orbe, enriquecida con sus aderezos renacentistas y platerescos, en una bella simbiosis de la antigua mezquita y su torre única, completada con acierto singular por la impronta de Hernán Ruiz y la suerte de que naciera varios siglos atrás, puesto que ahora sería imposible que las gerencias y consejerías de turno, le hubieran otorgado los permisos necesarios para su ejecución.

Los Reales Alcázares, con el peso de la superposición de estilos que le han permitido gozar del carácter y conjunción de tantas y variadas corrientes y estilos arquitectónicos tan diferentes entre sí, pero tan digno de admiración cuando se le contempla en todo su esplendor, como la Corte Real en uso más antigua de Europa.

El Archivo de Indias, obra debida al Arquitecto Juan de Minjares, sobre planos de Juan de Herrera y que siglos más tarde, posibilitó que Carlos III, lo destinara a contener esos casi ochenta millones de páginas que atesora sobre la gesta del Nuevo Mundo y que en 1987 fuera distinguido, junto con los dos monumentos anteriores, como Patrimonio de la Humanidad.

La actual Universidad Hispalense, creada como Real Fábrica de Tabacos, que ostenta el nada desdeñable título de ser la segunda construcción de España en tamaño, tras El Escorial.

El trazado de las murallas que aún restan en pie de la Ciudad, que la distinguía como uno de los tres mayores recintos amurallados de Europa.

El Museo de Bellas Artes, segunda pinacoteca nacional, excepción hecha de El Prado.

El Palacio Arzobispal, el más amplio conjunto arquitectónico y de mayor contenido museístico de los existentes en España.

Más recientemente, la singular Plaza de España y edificios de la Exposición Iberoamericana de 1929, dentro del Parque de María Luisa, a la que sirve de majestuoso contrapunto la Plaza de América y sus tres Pabellones: Real, Mudéjar y el de las Bellas Artes, actual Museo Arqueológico.

Sin embargo la memoria de Sevilla se caracteriza por la desidia, término que no está de más recordar su significado: falta de ánimo o disposición para hacer algo. Y son esas carencias las que exhiben organismos tales como el SAS y sus inmediatos responsables superiores, para mantener en el más absoluto de los olvidos otro monumento singular de Sevilla, por no se sabe qué motivos.

En la incuria y el olvido permanece el conocido como Hospital de San Lázaro, edificado en derredor de la Torre de los Gausines. Este Hospital ha perpetuado de forma continuada su actividad con el mismo fin para el que fuera concebido durante el cerco de la Reconquista de Sevilla por los ejércitos del Rey Fernando III El Santo, aunque, como es patente, haya sufrido diversas alteraciones y cambios en su morfología y su arquitectura.

En cuanto al templo que se levantara tres centurias después, concretamente en el siglo XVI, está formado por tres naves: una central más amplia y dos laterales, rematada por un ábside, que sostienen cuatro contrafuertes por su parte exterior. En su interior igualmente contaba con una sacristía de donde partía el acceso y escalera para ascender al campanario, bella torre octogonal, que hoy podemos observar la preocupante inclinación que ofrece, amén del deterioro de todo el conjunto en su fachada exterior.

En este templo, se cuenta que se fundara la Hermandad del Santo Cristo Humillado, cuya Imagen en la actualidad recibe culto como Señor de la Humildad y Paciencia, Titular de la Hermandad de la Sagrada Cena.

Pero centrándonos en la fábrica del edificio, resulta triste e incluso degradante para una Ciudad como Sevilla, contemplar impotente, la prohibición que existe para el ciudadano de a pie, para poder visitar su interior, medida que probablemente obedece a tratar de ocultar las vergüenzas ante su estado de abandono, so pretexto del peligro que representaría su visita.

No podemos olvidar que ese templo sirvió, como las primitivas construcciones del Hospital que le rodean, para sanar vidas en principio de las huestes de los ejércitos fernandinos y con el paso de los años, para guardar y cuidar a los enfermos, que durante siglos fueran una auténtica lacra, como era la lepra. Cuántos desahuciados se encomendarían a las Sagradas Imágenes que allí recibían culto y veneración


Paradojas del destino, al frente se eleva otro templo protestante, moderno, altivo y recién terminado. En tanto que a pocos metros, yace vencido por el paso de los siglos San Lázaro, al que la desidia de las administraciones o simplemente la vergüenza que les causa, les impide no ya restaurarlo, sino tan siquiera poder visitarse, pese a ser considerado parte fundamental del más antiguo Hospital de Europa en funcionamiento, que es como decir del mundo y está en Sevilla.