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Jul

2015

EL "AMOR ILUSIONADO" DE BÉCQUER PIERDE LOS DEDOS Imprimir

DIARIO DE SEVILLA / 16/7/2015

DIEGO J. GENIZ

El amor poseído se ha quedado sin dedos con los que rematar el éxtasis pasional con el que el marchenero Lorezo Coullaut Valera concibió esta figura femenina en 1910. Pasados los fastos por el centenario de la apertura del Parque de María Luisa, el abandono y el vandalismo vuelven a campar a sus anchas en las glorietas que lo conforman. La de Bécquer no iba a ser una excepción. Situada en una de las entradas de este pulmón de la ciudad, quienes paseen por dicho enclave comprobarán los destrozos en un monumento costeado por los hermanos Álvarez Quintero. 



Una glorieta que aúna las corrientes propias de la época en la que fue concebida. Modernismo y costumbrismo se dan la mano como el mármol y el bronce para rendir homenaje al poeta sevillano que adelantó la lírica del siglo XX. Levantado alrededor del denominado ciprés de los pantanos (taxodium), ha sido a lo largo de su centenaria historia restaurado en varias ocasiones, la última en profundidad se realizó en 1990, aunque las pequeñas intervenciones son continuas. Algo nada extraño si se tiene en cuenta el crecimiento del tronco del taxodium, lo que provoca su deformación. A esta situación se unen los desperfectos o destrozos que sufren las estatuas que lo componen. Una de las últimas en ser víctima ha sido la figura femenina que representa el amor poseído o ilusionado, que tiene las falanges cercenadas, como si las hubieran cortado con un martillo. 

Algunos de los paseantes habituales de este lugar y varios trabajadores del parque aseguran que este destrozo no es reciente, sino que se produjo hace meses, incluso más de un año. Una aseveración que se constata en las fotos que aparecen en los buscadores de internet y que han sido colgadas hace algún tiempo. 

El Parque de María Luisa se ha convertido en los últimos años en noticia por ser escenario de constantes actos vandálicos. Su extensión, la fragilidad de los materiales -la mayoría de cerámica- de los que se componen sus glorietas y la falta de un plan de vigilancia contundente propician que los vándalos actúen con bastante libertad. Al comenzar la celebración del centenario de la apertura del parque, el ex alcalde Juan Ignacio Zoido prometió que en la glorieta Luca de Tena se habilitaría un pequeño edificio para instalar en él una comisaría encargada de evitar los actos vandálicos. Año y medio después nada se sabe de este proyecto. Mientras, la ilusión enamoridaza de Bécquer sigue cercenada.