No es la única pieza, de hecho, de valor artístico que peligra en el edificio consistorial. El azulejo sevillano de la planta baja, junto a las dependencias del grupo municipal de IU, está afectado por una rotunda humedad. Porque las goteras amenazan todo el legado artístico del Ayuntamiento que impulsó la millonaria compra de «Santa Rufina» de Velázquez como símbolo de la escuela pictórica que ahora desdeña.