Mie

01

Jun

2016

JOSÉ MARIA CABEZA Y EL CONSEJO DE ADEPA Imprimir

JOSÉ MARIA CABEZA Y EL CONSEJO DE ADEPA

Una ciudad la conforman, a nivel social, sus ciudadanos, más o menos identificados con ella, más o menos combativos en defensa de sus derechos y más o menos conocedores de su historia.

Un buen número de sevillanos, como muestra el auge de las Hermandades y de alguna de sus Tradiciones, se sienten muy vinculados a Sevilla, olvidando, a veces, que hay otra Sevilla que utiliza la ciudad para dormir y trabajar y, en cuanto puede, la abandona para descansar en el campo o en la playa o simplemente en un bar de su barrio.

¿Es mayoritaria esta última Sevilla?, creemos que si y que cada día más, aunque comparado con otras ciudades españolas, como la misma Madrid, el tanto por ciento no resulta tan alto. Es esa Sevilla que, cuando asiste a algún acto en alguna de sus fechas tradicionales, lo hace con afán de servirse de ella para su divertimento personal, al margen de la celebración. Ni la quiere, ni la entiende, ni la respeta. Pero afortunadamente existe todavía una parte importante de la población, aunque no mayoritaria, que se identifica con su ciudad, que la ama, a veces exageradamente, narcisistamamente. Hay muchos jóvenes y sobre todo mayores que asisten con entusiasmo a cualquier hecho cultural o religioso de la ciudad. Contrapongo el éxito de las mañanas del quince de agosto (el calor que hace y la cantidad de gente fuera debería producir lo contrario) con la disminución de público del Corpus. Las causas del descenso de asistentes al Corpus no tienen nada que ver con esa pasión de muchos sevillanos por su ciudad.

Son personas que necesitan y piden, al margen de los políticos, personajes que los guíen, que indiquen el camino para mantener sus tradiciones, su forma de vida, su amor por la ciudad, Carlos Colón, Antonio Burgos, Paco Robles y sus muchos seguidores son ejemplos multiplicables de cómo pueden influir periodistas y escritores en las costumbres y opiniones de muchos ciudadanos y esa influencia es sana, porque es libre y porque surge del amor compartido por Sevilla.

Junto a ellos, han existido y esperemos que existirán grupos integrados por personas de la Cultura en sus diversas ramas, de la economía, que con su prestigio e implicación pretenden alentar la vida cultural de la ciudad y a la vez defenderla frente a sus enemigos: la boba imitación de lo foráneo frente a lo autóctono, el desprecio a la cultura popular, lo moderno como arma de la especulación para la destrucción del patrimonio, el futuro, como una ruptura total con el pasado…

Esos grupos que el ciudadano aprecia y quiere, deberían de ser tenidos en cuenta por los poderes políticos y facticos, pero para ellos son, desgraciadamente el enemigo, los que les impiden convertir en autoritarismo la democracia. Al poder no le gusta lo opinión libre, no le gusta el conocimiento, no le gusta que le enmienden la plana, por lo menos a los poderes políticos de hoy.

El Consejo de ADEPA es un ejemplo de esos grupos de opinión. Integrados por Premios Nacionales de Restauración, como José María Cabeza, al que hoy le han entregado la distinción o Fernando Mendoza, Premios Nacionales de Arquitectura, de Ensayo, de Literatura…y sin embargo algunos políticos sevillanos le cierran las puertas, hasta de órganos consultivos como las Comisiones de Patrimonio.

La partitocracia elevada al cubo y a espaldas del tejido social.