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01

Sep

2008

UN GRITO DE AYUDA PARA LAS TERESAS PDF Imprimir E-mail

Un grito de ayuda para Las Teresas

12-8-2008 03:04:00
FOTOS: DÍAZ JAPÓN  El claustro del convento tuvo que ser apuntalado para evitar que se derrumbara al tener las vigas podridas
FOTOS: DÍAZ JAPÓN El claustro del convento tuvo que ser apuntalado para evitar que se derrumbara al tener las vigas podridas

POR AURORA FLÓREZ

La paz presupuesta intramuros de un convento, sólo rota por el sonido de alguna puerta que se abre o cierra, el rumor leve de los pasos de las monjas y los devaneos de los pájaros, se rompe en las Teresas con los puntales y maderos en forma de cruces de San Andrés que apuntalan toda una parte del claustro, que requirió esta intervención de urgencia para no venirse abajo directamente.

Entre el abigarrado colorido de las tiendas de souvenirs, cargadas de fruslerías que asoman con estridencia en sus puertas y escaparates para llamar a los turistas adueñados del barrio de Santa Cruz, se levanta, aun a duras penas, el convento de San José del Carmen, donde dieciséis carmelitas descalzas y una postulante -un lujo en los tiempos que corren, vacíos de vocaciones-, se esfuerzan en mantener en pie lo que fuera una casa palacio comprada por San Juan de la Cruz en 1586 para las monjas que vivían en el monasterio fundado por Santa Teresa en su viaje a Sevilla de 1575 en la calle Zaragoza.

El siglo XVI pesa sobre los muros y las vigas de un convento que, a lo largo de más de cuatrocientos años han mantenido las carmelitas descalzas a costa de no pocas dificultades y fatigas. Hoy, entre anuncios de proyectos, buenas intenciones de las administraciones y la ayuda real de vecinos del barrio y sevillanos concienciados en general, las carmelitas de Las Teresas vuelven a lanzar un silencioso grito de ayuda para lograr el más de un millón de euros que, en principio sólo para el patio principal y los tejados, y si no surgen más problemas en la estructura del inmueble, es necesario para conservar tanto el modo de vida de estas monjas de clausura como un edificio del siglo XVI.

La llamada de socorro también ha sido respondida por la Asociación de Fieles Nuestra Señora de los Reyes y San Fernando, que ha decidido dedicar la colecta que se celebrará mañana durante la novena a la Patrona de Sevilla a ayuda de estas carmelitas descalzas, que tienen abierta una cuenta en el BBVA -0182 0477 60 020 1561542- para quien quiera colaborar.

Esta semana van a empezar las obras que requieren más urgencia, las de dos tejados, uno que da a la calle y otro interior, cuyas vigas se deshacen podridas, antes de que llegue el invierno y se desmoronen irremediablemente las estructuras. Pero aún queda mucho por hacer. El estado de muchas estancias es deficiente y periódicamente hallan termitas en uno y otro lugar del cenobio, como ahora mismo, que han llegado a la propia sacristía. Ya han tenido que desalojar varias habitaciones y el archivo, así como el locoturio y dejar inactiva una pequeña hospedería que posee el convento para acoger a sacerdotes de paso por la ciudad. El deterioro afecta también a una habitación sobre el coro alto, donde las palomas hicieron estragos y al eliminar un falso techo descubrieron con horror que la madera de las vigas estaba tan blanda como el corcho. También hay muchas zonas del convento cubiertas sólo con uralita, como la sala de Noviciado, que no preserva ni del agua ni del calor.

La priora del convento, madre María, con optimismo, espera las ayudas prometidas por el Ayuntamiento. «Decían que cuando empezáramos las obras nos aportarían un 50 por ciento, pero no se sabe».

Las hermanas tuvieron que prescindir de lavar ropa -han llegado a atender hasta tres restaurantes- porque las zonas dedicadas a ello también sufren desperfectos. Sí mantienen la encuadernación y el bordado, «que no nos cubre ni para pagar los gastos de electricidad o agua. Tenemos lo justo para vivir, con las pensiones de las hermanas, pero no nos hace falta más», dice la priora.

En espera de que, poco a poco, vayan remediándose los males del monasterio, la priora, madre María, muestra temor por la posibilidad de que los males del convento sean aún mayores que los documentados hasta ahora, ya que existe el rumor de que bajo el claustro pudiera haber subterráneos.

Por ahora, la alegría y buena predisposición y la esperanza de la priora y del resto de hermanas de que el convento sea declarado Bien de Interés Cultural -quizá en septiembre- lo que les permitiría acceder a subvenciones. Y otra gran ilusión, a largo plazo, es crear un pequeño museo en el que expondrían algunas de las muchas joyas artísticas que posee la comunidad, que guarda celosamente importantes reliquias de Santa Teresa, como una capa de la escritora mística con la que se cubren las parturientas o aquellas mujeres que desean tener hijos.

En silencio, en la soledad del trabajo y la oración, las carmelitas descalzas de Las Teresas mantienen la sonrisa y la esperanza, porque Dios no sólo está entre los pucheros, sino entre los puntales y las vigas carcomidas en el monasterio del barrio de Santa Cruz.

 

 
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