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2021

Récord de multas en Sevilla por botellonas, que la Policía Local no consigue erradicar PDF Imprimir E-mail

Abc Sevilla / 28/12/2020

Silvia Tubio

La botellona se ha confirmado este 2020 como esa forma de ocio nocturno que a pesar de las prohibiciones, un toque de queda que obligaba a irse pronto a casa y un aumento de los controles y de las sanciones ha sobrevivido como un bastión irreductible de ilegalidad. La Policía Local va a cerrar ejercicio con un récord en multas incoadas por esta práctica. A falta de computar los últimos días de diciembre, el número de expedientes iniciados alcanza la cifra de 7.069. Un número jamás visto en la Agencia Tributaria que trabaja a destajo para notificarlas. Desde el Ayuntamiento aseguran que todos los expedientes se tramitan y que ninguno se queda en el cajón sin que le llegue a su destinatario.

Para hacerse una idea del volumen de sanciones que se han formulado en este 2020 tan atípico, en el mes de noviembre se propusieron 1.774 multas que son más que las que se tramitaron en todo 2019. El botellón es una práctica prohibida en Andalucía desde 2006, pero la realidad que sufren los vecinos que residen en zonas de concentraciones juveniles es bien distinta. Precisamente son estos residentes los que han alzado la voz en reiteradas ocasiones este año, advirtiendo que a pesar de las restricciones que se imponía a la población por culpa de la alerta sanitaria, había personas que seguían saltándose las normas para beber alcohol en la calle.

Las botellonas volvieron a ser muy evidentes en verano, cuando las normas se relajaron y las concentraciones de jóvenes sin mascarilla, sin distancia y compartiendo bebidas en la vía pública volvieron a ser noticia. No es un problema exclusivo de Sevilla. El presidente de la Junta Juanma Moreno salió al paso declarando ilegal lo que ya lleva siendo una práctica prohibida pero consentida hace más de una década en la comunidad autónoma. En Heliópolis, Los Remedios, Casco Antiguo... las fotografías captaban reuniones de jóvenes, en muchas ocasiones menores de edad, que no adoptaban ninguna precaución. Las convocatorias se hacían por redes sociales y los agentes llegaron a intervenir en concentraciones de más de 500 personas como la que se disolvió en la zona de Palmas Altas en el arranque del curso escolar. Aquel viernes, la Policía Local formuló 271 sanciones por beber en la calle. Si se atiende al cómputo mensual de expedientes sancionadores tramitados por este motivo, se observa que el trabajo policial se ha desarrollado sobre todo los fines de semana.

Burlando normas
El aumento de los controles y, por tanto, del número de sanciones tramitadas se produjo a partir de septiembre. Entre ese mes y el siguiente se triplicaron los expedientes. De los 594 a los 1.608. La imagen que se veía los fines de semana era un contrasentido mientras la curva de contagios enfilaba su segunda crecida. Una conducta imprudente que una minoría ha seguido demostrando con las fiestas que se trasladaron al interior de pisos, locales o en establecimientos hosteleros que han intentado burlar las normas sobre el horario de cierre de la actividad.


Pero ha sido la declaración del toque de queda lo que propició el incremento definitivo. En noviembre fue cuando los agentes tramitaron más multas. La prohibición ya no era sólo el beber en la calle sino permanecer en la vía pública más allá de las 22.30 horas en una primera fase. Desde el Consistorio aseguran que a partir de ese momento, las botellonas que se fueron encontrando los agentes eran grupos pequeños, que se resistían a cumplir las normas. Vecinos de barrios como las Tres Mil Viviendas o Torreblanca sostienen que las fiestas en la calle no se han frenado nunca y señalan a la falta de presencia policial como el elemento clave para que no se haya erradicado esta práctica ni en tiempos de pandemia.

A pesar de que las botellonas han sobrevivido, muy limitadas eso sí y como una práctica clandestina a la que se suman grupos más pequeños, desde el Consistorio hacen un balance en clave positiva. Así lo manifiesta el delegado de Gobernación, Juan Carlos Cabrera, en unas declaraciones a ABC. «El dispositivo de la Policía Local está realizando durante este año un enorme esfuerzo para luchar contra las concentraciones para el consumo de alcohol en la vía pública. Este dispositivo realiza primero una labor preventiva, estableciendo controles en aquellas zonas habituales, lo que ha impedido que en los últimos meses se hayan producido grandes aglomeraciones en la ciudad. Después se realizan actuaciones por distintos puntos donde pequeños grupos se instalan y son detectados bien por las labores de seguimiento de las patrullas de Policía, bien por denuncias vecinales. Se está actuando con más contundencia que nunca. Jamás en la historia reciente, se han formulado tantas denuncias por consumo de alcohol en la vía pública en un año. Y eso está permitiendo que no haya grandes aglomeraciones y que se haya conseguido impedir que las conductas incívicas de algunos se generalicen en la ciudad».

Juan Carlos Cabrera: «Se está actuando con más contundencia que nunca. Jamás se han formulando tantas denuncias»
Las imágenes que se vieron en verano no se volvieron a repetir. También es cierto que el toque de queda declarado en octubre también fue determinante para que no se produjeran grandes concentraciones. Cabrera aseguraba recientemente en la Comisión Especial de Control y Fiscalización del Gobierno local que se estaba controlando hasta medio centenar de puntos relacionados con la botellona en la ciudad, ya que «los grandes puntos de concentración se han atomizado». Además, advertía de la presencia de pandillas que acudían a esas botellonas para robar y agredir a los participantes; lo que estaba incrementando la inseguridad de estas reuniones.

Los irreductibles
¿Y cuáles son esas zonas donde la botellona se mantiene de manera irreductible? En el Casco Antiguo, en la zona de la Alfalfa, los vecinos han protestado en reiteradas ocasiones porque se sigue bebiendo en la calle. En Heliópolis, en el Parque Guadaíra y la avenida Holanda, donde hace unas semanas se denunciaron agresiones de pandilleros a jóvenes. En Rochelambert, en la barriada El Cerezo o en Los Remedios, en la calle Virgen de la Antigua. Eso son sólo algunos de los lugares que los vecinos señalan. El delegado de Gobernación es tajante a la hora de censurar estos comportamientos. «Luchar contra las botellonas es ahora mismo fundamental para proteger la salud pública. Un grupo de diez jóvenes que se reúnan una noche puede provocar días después graves brotes de COVID 19 en sus familias o personas cercanas. Es fundamental la concienciación y el civismo».

A día de hoy, ya se han ejecutado o cobrado 2.700 sanciones. Desde el Ayuntamiento señalan que esos expedientes corresponden a la primera mitad del año, ya que el volumen más importante se ha incoado a partir de octubre y ese paquete se está empezando a notificar ahora. Las mismas fuentes señalan que el nivel de ejecución de este tipo de sanciones es muy elevado porque la posibilidad de recurso es muy complicada.

Los sancionados se enfrentan a multas económicas que van desde los 100 a los 300 euros para las conductas más graves como promover la concentración o que en esta participen un número muy elevado de personas que supongan un riesgo considerable para la salud pública.

 
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