Lo que se descubrirá en ese espacio es parte de la historia de la ciudad que se ha sacado a la luz en diversas excavaciones realizadas en el Patio de Banderas y las que pueden sacarse en la próxima fase de esos trabajos que comenzarán en marzo y se desarrollarán en cinco meses y para los cuales, señaló el alcalde, se acaba de aprobar un presupuesto de 204.800 euros.
Miguel Ángel Tabales, arqueólogo responsable del proyecto, recordó que la primera intervención arqueológica la llevó a cabo en 1976 Manuel Bendala y entonces se hallaron unos restos que indicaban la existencia de un edificio religioso de la época visigoda que en su día se aventuró podría ser la antigua basílica de San Vicente, donde habría estado enterrado San Isidoro antes de que sus restos se trasladaran a León. A raíz de aquellos trabajos se llevaron a cabo otras actuaciones, como los sondeos arqueológicos realizados en 1999 y una prospección con georadar que avalaron la posibilidad de encontrar la basílica paleocristiana. La primera fase de las excavaciones del Patio de Banderas no se llevó a cabo hasta febrero de 2009, primera en la zona norte y luego en la sur, y se prolongó hasta el año pasado. En esa actuación falta por completar las excavaciones de la zona sur, donde hasta ahora se ha llegado a unos tres metros de profundidad y con ella hasta la época paleocristiana pero queda por alcanzar otros tres metros de profundidad y llegar a la época romana y la de la prehistoria.
Los trabajos no han sacado a la luz aquella basílica paleocristina pero sí importantes restos que demuestran que ese espacio ha venido usándose desde hace casi tres mil años. Así, se han encontrado vestigios de la edad de hierro, restos de una cocina comunal del siglo IX antes de Cristo, que demuestran que hubo asentamientos en esa zona de la ciudad en época fenicia; restos de un edificio de grandes dimensiones de la república romana, siglo I antes de Cristo, que posiblemente estaría vinculado al puerto, que en aquella época llegaba hasta la Encarnación; de la epoca paleocristina, del siglo V se han hallado vestigios de un edificio que si bien no es la basílica si tenía unas dimensiones importantes, de cinco metros de luz y del que se conserva hasta el pavimento de loza que en aquella época sólo se usaba en edificios de nivel medio y alto que refuerzan, junto con la lozalización de numerosos enterramientos en los alrededores y el hallazgo de placas de marmol, su posible carácter religioso. También se habrían encontrado restos de la época musulmana, cuando se produce un cambio radical en el urbanismo de la zona y se aprecian vestigios de calles, de un muro, y hasta fosas de expolio, por donde los habitantes de la ciudad de entonces sacaban los restos de antiguas edificaciones que se usaban para las nuevas construcciones.
La importancia de los restos hallados de momento —es posible que en las nuevas excavaciones salga a la luz más vestigios del edificio romano y quien sabe si algunos mosaicos— es similar e incluso de mayor importancia de los hallados en la plaza de la Encarnación. Para Tabales son «complementarios», ya que los localizados en la Encarnación son de una época posterior a los que se han hallado en el Patio de Banderas, de ahí que la visita a la dos criptas serán complementarias para conocer parte de la historia de la ciudad. Eso sí, en esta cripta la superposición de épocas es tan intensa que la solución arquitectónica se cree que será más complicada que la del Antiquarium.
Para el alcalde, Juan Ignacio Zoido, el hallazgo de estos restos, gracias a los trabajos arqueológicos en los que, en total, el Ayuntamiento ha invertido 600.000 euros, permitirá conocer la historia de la ciudad hasta sus épocas más remotas, pero también supondrá un importante «reclamo turístico» para Sevilla.